miércoles, 18 de enero de 2017


I

puedo volver
como una ola mansa
pero me urge abrazar en la calle
sin preguntar si es posible
entonces, elijo la distancia
y el agua quieta del lago verde
para creer que puedo dejar atrás
esa forma errada
de acompañar la soledad


II

percibo el oleaje
me inquieta
como en el momento en el que sé
que después del abrazo
viene el amor
respiro
los deseos se expanden
como el agua nieve
mar adentro
cuando todo parece quieto
pierdo el vértigo
y vuelo


III

tomo al azar una piedra
de las miles que sostienen
al glaciar colgante
la quito
y esta vez
no cae sobre mi espalda
tu ausencia
 
     
A Berta y a Orlando.


Nunca los vi en el pueblo,
pero los conozco.
Algo de ellos se cuela
en las muecas de los suyos.
Nunca los vi en el pueblo,
pero los escucho susurrar y reírse
con los labios y los ojos
mojados de cariño. 

Nunca los vi en el pueblo,
pero los sueño.
Caminan, son ráfaga
amor y urgencia.

Nunca los vi en el pueblo,
pero florecen memoria
para estallar al olvido
al final del invierno.

Nunca los vi en el pueblo,
pero no tengo dudas.
Por estos días,
nos reunirá
un abrazo de justicia.
desde los labios de un poema
veo cómo brillan
las carcajadas de las mariposas
la espera
es una espina que arde
en la frescura de la nieve