lunes, 22 de abril de 2013


Paul Auster tuvo suerte
la corriente le perdonó la vida
el misterio del mundo
se lo tragó crudo
desayuna, almuerza y cena palabras
tres sillas, un colchón, el suelo
no hay afuera, solo puntazos
ahogo
            el asesinato de la duda



viernes, 12 de abril de 2013

la manzana se pudre
la cama está vacía
los zapatos me quedan grandes
los libros, en el estante
todo igual que ayer

la campera no abriga
la lapicera, sin tinta
los versos se retuercen
no se quieren morir




sábado, 6 de abril de 2013

los pies en el barro,
suave y viscoso
se desliza entre los dedos
los tapa, se ven las uñas nomás

mi hermano corre
me siento en el cordón de la vereda
hago tortita
juego esperado si los hay

el agua brota
y se esconde en un santiamén
registro el momento
pucha es cortito
lo hago todas las veces que puedo

termina la siesta
vienen los deberes
no hay excusas
hay que volver






hoy quiero
escalar el cielo descalza
sacarme las medias
subir uno por uno los escalones
si no hay escalones
quiero flotar o nadar

cierro los ojos, lo veo
estoy ahí
a veces sola
otras no, están todos
aún los que tenían vértigo

entonces bajo
me gusta ir y venir
saber que cuando quiero
puedo volver a ese lugar

viernes, 5 de abril de 2013

Acalambrados, incómodos
se arrastran, como pueden,
el sentir y el pensar
en este charco de barro.
El cinismo del silencio,
lastima, pero gusta.
La mediocridad de las palabras
disfraza de edén al  infierno.

Ahí, nosotros.
Jugando a que creemos
las mentiras,
a regalarnos
la plenitud del momento,
a lamernos las culpas.